Burkina Faso, el gran desconocido del África Occidental, guarda grandes sorpresas, mundos diferentes casi olvidados, tradiciones ancestrales y sobre todo secretos únicos. Su mayor patrimonio no son los grandes monumentos ni su rica fauna, el país cuenta con un gran recurso para atrapar el corazón de todos los viajeros: La hospitalidad de los Burkinabeses.
Entre ellos podemos encontrar una gran variedad de etnias, que conforman un mosaico de tradiciones, religiones, artesanía, rituales, etc… en su conjunto un gran tesoro por descubrir!
Os queremos dar a conocer en esta ocasión, una de estas etnias; los Lobi y sus peculiares formas de comunicarse con Dios, lo que nos hemos permitido llamar “los fetiches parabólicos”. Cuando se llega a Gaoua la capital del pueblo Lobi, una pequeña y tranquila ciudad entre colinas verdes, se siente ya, una sensación mágica, es como si el aire transportase señales de una espiritualidad diferente.
Para empezar a comprender a este pueblo, históricamente cazador y sobre todo guerrero belicoso, hay que visitar el pequeño pero muy digno Museo Lobi. El museo fue fundado por dos misioneros Arnold Heim y Henri en 1934. Ubicado en una colina, en la antigua morada del administrador colonial, está dedicado a las tradiciones del pueblo Lobi. Las colecciones se reparten en tres salas. La primera dedicada al mundo de la mujer, la segunda al de los hombres y la última a los ritos funerarios y el culto de los ancestros. Además cuenta con una extensa colección de fotografías.
Tras iniciarnos en la cultura y tradiciones Lobi y naturalmente con un buen guía local, podremos ir en busca de una civilización que aunque “tocada por el mundo occidental”, conserva todavía gran parte de su religión, orden social y tradiciones.
Sus aldeas como manda la tradición, están formadas por las “Sukalas”, casas fortaleza construidas siguiendo unos parámetros muy concretos. Por ejemplo la construcción de las casas familiares no puede realizarse sin dejar como mínimo la distancia del lanzamiento de una flecha con el arco, por ello se trata de aldeas poco compactas.
Las sukalas, están construidas sobre dos necesidades:
1. Por un lado la función defensiva, por ello solo tienen una puerta de entrada en forma de V, para obligar a un posible enemigo a aminorar el paso al entrar. En el interior hay múltiples estancias, los muros suelen ser altos y en su interior hay sitio para el ganado, los graneros y depósitos de agua. Los techos son bajos y hay rincones disimulados para evitar la movilidad del invasor.
2. Y por otro lado la función religiosa. Los Lobi son monoteístas, su dios creador de todo, está en el cielo, pero es demasiado poderoso como para poder hablar con él directamente, así que utilizan un complejo y original sistema para poderse comunicar con él; “Los fetiches parabólicos”. Todas las sukalas, poseen una habitación para los fetiches familiares donde el “jefe espiritual” es el responsable de los sacrificios, ofrendas u oraciones. Esta habitación tiene una abertura que comunica directamente con el “fetiche principal “que está situado en el exterior de la sukala que a la vez comunica con un fetiche situado en la terraza. Este fetiche es el responsable de enviar los mensajes al bosque sagrado, donde hay un fetiche que transmite el mensaje hacia el fetiche situado en la cima de la colina, desde la colina es lanzado finalmente hasta el “Ser Supremo”.
Sus fetiches son a veces disimulados, escondidos o enterrados para que los no iniciados o comerciantes no puedan encontrarlos. Pero lo que sí es cierto es que su religión y tradiciones están unidas a la naturaleza y al respeto a toda forma de vida. Por ejemplo, el cazador pide perdón por los animales que va a cazar para comer.
Hoy en día la religión constituye un elemento indispensable en la cultura Lobi, para los que resulta un aspecto de vital importancia. En ocasiones estos rituales, fetiches y construcciones específicas, pueden resultar incomprensibles para nuestra mentalidad occidental, por lo que debemos tener el corazón abierto para dejarnos transportar a épocas ancestrales. De esta manera, cuando abandonas del país Lobi, sientes un vacío, y una necesidad de volver para redescubrir nuevos secretos.