(Escrito por Mónica Torres y Miguel Ángel Cerezo)
Buenos días amigos de Kananga,
En primer lugar quiero expresaros una vez más, mi enorme satisfacción y la de mi marido y nuestro amigo Julio Díaz, al recordar todas las intensas emociones vividas en el Wild Safari del 12 de julio.
Asimismo, quiero agradeceros tanto al personal de la oficina de Kananga en Barcelona que gestionó nuestro viaje, como a todo el equipo (guía y tripulación) que nos atendió, cuidó y mimó durante todo nuestro viaje. Por ello me gustaría que trasladaseis estas palabras de agradecimiento a Javier Remón, Mgweno, Simon, Stefano y Goodluck, que sin su entrega entusiasta, enorme preparación y competencia, extraordinaria amabilidad y disposición, no hubiera sido en absoluto una experiencia tan rica en emociones, sentimientos, risas, aventuras y convivencias, que lo hicieron tan, tan especial.
Creo que como bien dicen, tenemos el mal de África metido en el cuerpo y en el alma, así que no podía ser de otra manera que, un vi aje que empezó con muy buen pié, terminase con un grupo, incluido Javier y toda la tripulación, tan entusiasmado y emocionado que hará difícil poder olvidar tan maravillosa y entrañable experiencia.
Al hilo de todo lo anterior, baste como ejemplo, las actividades que propuso Javier con su enorme entusiasmo, profesionalidad y gr andes conocimientos del terreno que en ciertos momentos de tránsit o descanso y en las que participó todo el grupo sin dudarlo ni un momento, fueron tan enriquecedoras como el resto del programa. Me refiero en especial a la subida al cráter de Oloonongot, y a la subida de una colina colindante con los límites de la Reserva de Massai Mara acompañados de dos masais, desde donde se divisaba una panorámica espectacular de este mítico lugar y su gran riqueza silvestre.
No quiero olvidar el espectacular trabajo en la cocina de Simon, preparando todo tipo de comida incluidas las que en algún momento se comentaban en el grupo de manera particular y que no sé muy bien como, le llegaban a sus oídos y las tenía preparadas como sorpresa al día siguiente (tortilla española, hamburguesas con pan casero, paella y una carne que como se comentó, no recordábamos haberla probado en la vida). Por supuesto toda la comida tiene un calificativo de sobresaliente, pero estos gestos son los que marcan la diferencia entre algo sobresaliente y algo inolvidable.
Por supuesto hay que destacar el soberbio trabajo de conducción de Mgweno, tanto por la pericia demostrada como por las largas jornadas de camión, en las que en ningún momento dejó de sonreír ni demostrar ningún ápice de cansancio.
Tanto Stefano como Goodluck, nos sorprendieron con su enorme, profunda y sincera sonrisa y calidez salida directamente del corazón, cuidando al máximo todos los detalles y las necesidades que cualquiera de nosotros pudiera tener. Montaron y desmontaron las tiendas y el campamento con una rapidez que hacía mucho más flexible y aprovechable cada jornada. Nos dejaron participar con ellos en este proceso siempre con risas y emociones sabiendo además, que fue una sorpresa que estuviera previsto en este viaje que fueran ellos y no nosotros, los encargados de este extremo, aunque todo el grupo estuvo en todo momento en amplia disposición y voluntad de ayudar a cualquiera de estas necesidades.
Y como no podía ser de otra manera por lo anteriormente expuesto, toda la fauna, la climatología, los paisajes, los campamentos, la gente de todos los lugares por los que pasamos, hizo de esta aventura un sueño hecho realidad.
Aunque no dejaría de recordar todos los buenos momentos numerándolos uno a uno, ya me he alargado bastante en este correo, solo me queda expresaros y trasmitiros una vez más, nuestro más profundo agradecimiento, satisfacción y alegría por haber contribuido a hacernos sentir África en cada poro de nuestra piel y en lo más profundo de nuestros corazones.
Con todo nuestro cariño,
Mónica Torres y Miguel Ángel Cerezo.