Los tesoros del continente africano no se limitan a una gran variedad de climas, paisajes y fauna; existe también una gran diversidad étnica. Existen cientos de tribus, cada una con sus peculiaridades, costumbres, lengua y creencias. Dicha convivencia no es fácil y por esta razón, el pasado 9 de agosto celebramos el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, para recordar la discriminación y la marginación que han sufrido estos pueblos en todo el mundo. En África, muchas de estas tribus son ganaderas pero sufren de hambre y extrema pobreza por culpa de las expropiaciones de sus terrenos para crear cotos de caza privados que les privan de recursos. Por esta razón, el turismo etnográfico supone una fuente de ingresos alternativa que puede ayudarles a su desarrollo y bienestar. E incluso más allá: el interés turístico genera consciencia y respeto por las tradiciones y culturas ancestrales y algunos pueblos indígenas han podido adaptarse y encontrar así una manera de seguir luchando por la igualdad y el respeto de sus derechos. Hoy os presentamos algunas de estas tribus que conoceremos personalmente en nuestros viajes y con las que nuestros viajeros compartirán momentos muy enriquecedores.
En el sur de Senegal, en la zona de la Casamance, viven los diola, etnia que ha conseguido mantener sus tradiciones gracias a su fuerte oposición a la colonización. A pesar de una fuerte presencia del Cristianismo y del Islam, los diola son mayoritariamente animistas.
Principalmente, viven del cultivo del arroz y la comunidad está dividida en clanes, que transmiten de forma oral sus rituales, música y danzas. De hecho, son conocidos por sus combates de lucha tradicional que se celebraban al final de la época de recogida de los cultivos, en el momento de celebración de la abundancia. Hoy se siguen celebrando de forma festiva congregando a los diferentes poblados de la zona, una oportunidad para crear vínculos y amistades entre pueblos vecinos.
Con nuestra ruta Senegal, expedición Teranga (14 días) nos adentraremos en las aldeas de Oussouye, con su peculiar rey animista, y Edioungou, importante centro de alfarería que nos acercará más a su modo de vida.
En el extremo este, encontramos a los afar en el Desierto de Danakil, una de las regiones más escabrosas en el mundo con una temperatura media por encima de los 35 ºC. Los afar son, por lo general, pastores nómadas y la carne y la leche de su ganado son los componentes principales de su dieta. Viven en campamentos cercados con espinos para protegerse de animales salvajes o miembros de tribus enemigas. Una parte de la población se dedica a la extracción de sal. En las orillas del lago Karum (también conocido como lago Assal) todavía se pueden ver las caravanas de camellos que transportan el oro blanco a las tierras altas para venderla, una escena que se ha repetido igual durante siglos. En nuestra ruta Tras la estela de los últimos aventureros (17 días) les podremos ver extrayendo las placas de sal que después venderán a las caravanas de camellos que han descendido del Tigrai.
En el norte de Namibia, adaptados a un medio natural hosco y estéril, los pastores himba viven de espaldas a un mundo en constante cambio. Se cree que, originariamente, eran nómadas procedentes de las tierras del sur de Sudán y Etiopia y en el siglo XVI se desplazaron. Sus rasgos son claramente nilóticos, altos y esbeltos y, de hecho, se les conoce como una de las tribus más bellas de todo África. Pero también es una de las más peculiares por su culto al cuerpo. Además de los adornos, que fabrican ellas mismas, las mujeres himba embellecen su piel y su pelo con una crema a base de ceniza, manteca vegetal y el polvo de hematites, una piedra rojiza que se encuentra en la zona. En cualquier modalidad de las Rutas del Okavango (21-27 días) visitaremos uno de sus poblados y nos transmitirán parte de su apasionante cultura.
Los datoga, en cambio, son un grupo étnico desconocido para muchos. Si bien están emparentados con los Maasai, fueron también sus enemigos miles de años atrás, de ahí su nombre en swahili Mang’ati, que significa enemigo. Los enfrentamientos con los Maasai los desplazaron hacia el sur desde las tierras de Kenya y sur de Etiopía. Construyen sus casas con palos, arena y estiércol de vaca. El techo es también de barro, al contrario de otras tribus que techan sus casas con hierbas. Viven sobretodo de la ganadería y hacen trueques de herramientas y utensilios con sus vecinos Hadzabe. Pero también son buenos herreros. Fabrican desde pulseras y adornos para el pelo, hasta puntas de flecha, cuchillos, azadillas para el campo, cubiertos, etc. En nuestra Ruta Lago Victoria (23 días) podrás visitarles y adentrarte en una cultura milenaria.
Los masai son la tribu más famosa de África oriental, pastores nómadas que se extienden por Kenya meridional y Tanzania septentrional. Se caracterizan por ser altos y esbeltos y vestir con telas de tonos vivos, cintas del pelo, grandes collares y pendientes. También son distintivas sus grandes dilataciones en las orejas. De hecho, también adornan con intrincados dibujos a su rebaño para protegerlo de depredadores. Viven en asentamientos llamados manyattas, y las casas (bomas), están hechas con ramas entrelazadas, hierba y excremento de vaca. La organización generacional y jerárquica es muy importante, y su estatus depende de la cantidad de animales e hijos que posea un individuo. El ipid, el baile tradicional por excelencia, incluye espectaculares saltos en el aire, y es considerado una muestra de vigor y virilidad de los guerreros.Conocélos con una ruta a medida como Kenya y Tanzania FS (12 días), que puedes organziar con nosotros durante todo el año a partir de dos personas.












Las poblaciones Tamberma y Tata Somba, enclavadas en una meseta repleta de casas castillo y los poblados itinerantes de los Taneka Koko, serán el punto de entrada a Benin; país de mitos y leyendas. Partiendo de Dassa, alcanzaremos Abomey, para al atardecer, recorrer el mercado nocturno de la que en su día fue capital del poderoso imperio de Dahomey. Siguiendo la costa del Golfo de Guinea nuestros pasos nos guiarán hasta las playas doradas de Grand Popo. Alcanzaremos Ouidah, Cuna del Vudú y navegaremos por la ciudad lacustre más impresionante del continente africano, Ganvié. Después de visitar Porto-Novo, terminaremos nuestra ruta por una de las pocas regiones de África que hasta hoy, ha mantenido intactas sus tradiciones, culturas y religión.

Nos mostró de camino a uno de nuestros destinos, una ceremonia cristiana, que a mí particularmente me dejó anonadada y emocionada, nos contó los entresijos de su religión natal, del animismo y del vudú, tan presente en sus vidas y en la suya en particular, hemos charlado largamente los tres, sobre el destino, sobre nuestros puntos de vista a cerca de la vida y de sus entresijos, y coincidimos con gran sorpresa por parte de Koffi que estaba ansioso por verlo, con la ceremonia del Aviatei, que se celebra cada seis años y a la que asistió el presidente de Togo. Fue un momento verdaderamente inolvidable, donde se mezcló la emoción, la ansiedad, la curiosidad e incluso cierto miedo, entre el polvo, el calor, el ritmo de los tambores, el sudor en los rostros y cuerpos de esas pieles tan oscuras, de los brujos de las aldeas sumidos en el trance de sus pócimas.
Sin duda impresionante, una mañana para no olvidar. Las » tatas castillo » preciosas, Ganvié sorprendente, el paisaje, los pescadores recogiendo las redes, los atardeceres, la tormenta eléctrica sobre el Atlántico, todo poesía y los niños, como siempre lo más dulce que nadie pueda encontrarse.