Miguel Valdivieso, fotógrafo colaborador en medios cómo ocholeguas.com y Revolution de Focus Ediciones, es también viajero con Kananga habiendo realizado con nosotros la Ruta Etiópica de 19 días que recorre la región del Tigrai y el oeste del Río Omo.
Viajar por África en camión y recorrer sus caminos y carreteras, nos aproxima a la realidad de los niños y adolescentes cuyas vidas discurren en los margenes de las mismas …
A poco grande que seas, y tampoco es necesario mucho, seguro que hay viajes que recuerdas por el “cómodo” espacio que restaba entre tus rodillas y tu compañero de trayecto. Igual hay otros de los que recuerdas el “suave” vaivén de las pistas de cabras, e incluso puede que todavía no seas capaz de entender las sorpresas que te depara un camino, cómo cuando tras kilómetros de piedra y arena, de repente aparecen 500m de autopista (eso si, compartida con mulos, cabras, paisanos y todo tipo de fauna alrededor) que vuelven a desvanecerse como un espejismo justo en el momento que creíste que alcanzabas el cielo.
Pues aparte de por todos y cada uno de estos motivos, hay uno más: nunca podré olvidar las carreteras de Etiopia gracias a ellos, gracias a los chicos de la carretera…
Viajar y aprender comparten la máxima de que cuanto más a ras de suelo, mejor. Y con ellos, con mis chicos, una vez más no sólo recordé poner los pies en el suelo (seguro que es una sensación compartida con todos los que conocéis ese mundo que no llega a entender que es eso de la crisis financiera global), sino que aprendí la impagable lección que me ayudó a construir recuerdos en lugar de coleccionarlos.
Recordaré las carreteras de Etiopía por cada historia junto ellos, por su curiosidad y cercanía, por cambiar “you! Money! one birr” por el quererse ver con sus amigos, con su orgullo y sus objetos. Por la sonrisa tras el recelo.
Con tantas historias como paradas, recuerdo detenernos en medio del mercado de ningún lugar , ella, al frente de unas cuantas verduras sobre el suelo,quería una foto sólo para sí.
Él, serio yformal hasta que se vio y se desarmó en carcajadas, con su pollo y su chica estaba hecho el rey del mundo.
En la cuneta de la plantación todos querían ser Rocky,aunque ni hayan oído hablar de él.
Ellos, los colegas, que al detenernos a desentumecer el ovillo de piernas perdieron el interés por las grandes maquinas que estaban construyendo otros 500m de autopista en medio de que más da el lugar (ojo al dato…carretera principal hacia Addis), por un “aquí estoy yo”…
Ell@s y las frutas en la parada del rio, junto al puente que no se podía fotografiar…
La roca del mercado, alrededor de la cuál se acercaban para una “fotode grupo” en la que nadie quería faltar.
Chic@s, este post va por vosotros aunque no pueda volver a veros, allí donde estéis, junto a la carretera.