En las llanuras africanas hay dos grandes depredadores que ocupan la cúspide de la cadena trófica, solapando sus nichos ecológicos: los leones y las hienas.
Ambas especies son cazadoras sociales y comparten la historia evolutiva de los carnívoros en su propensión por la competencia interespecífica y la predación intragremial. Para minimizar esta relación de competencia se han establecido ciertas diferencias en sus hábitos alimenticios aunque ambas especies sean hipercarnívoras (dieta formada por más del 70% de carne vertebrada), que se reflejan en sus adaptaciones cráneo-dentales.
El orden Carnivora se define por la presencia de unas muelas carniceras especializadas en cortar carne: los denominados carnasiales , formados por el último premolar superior (P4) y el primer molar inferior(m1), los cuales realizan una conjunta función cortante al ocluir entre sí a modo de cuchillas
Las adaptaciones del león son las típicas de los hipercarnívoros, muchas de las cuales comparte con la hiena manchada: rostro corto, número reducido de dientes, poderosos músculos mandibulares (maseteros y temporales) sostenidos en robustas crestas sagitales y occipitales. El desarrollo de sus muelas carniceras (P4/m1) se ha focalizado en el incremento de su funcionalidad de cuchilla para cortar con mayor eficacia los tejidos blandos de la presa, que constituyen la base de su alimentación. La forma de su rostro aumenta la ventaja mecánica de los abductores para morder con los poderosos caninos y reducir la torsión craneal en el mordisco (la habilidad para matar rápidamente aumenta al maximizar la fuerza del mordisco). Carecen de dentición pre- y postcarnasial trituradora y el número de piezas premolares está reducido al máximo (aunque pueden romper pequeños huesos debido a las grandes presiones ejercidas durante el mordisco), resultando en un set molariforme altamente especializado en cortar tejidos blandos. Todas sus adaptaciones están diseñadas para cortar carne y poder matar con un mínimo riesgo presas tan grandes o mayores que ellos.
Hace unos diez millones de años emergió una clase diferente de hipercarnívoros: los trituradores de huesos, cuya dentición está especializada en romper y fracturar los grandes huesos de los ungulados. Las hienas han tenido que desarrollar especializaciones mecánicas que les permitan realizar un poderoso mordisco premolar y contrarrestar a su vez las enormes fuerzas de presión y las tensiones a las que se ve sometido el cráneo. Los principales dientes trituradores son los P3/p4 (en ellos se ejerce la mayor fuerza del mordisco por su disposición en la mandíbula) protegiendo a los carnasiales del desgaste de romper grandes huesos. Para poder romper los huesos y reducir el riesgo de fractura de los dientes, estos tienen forma cónica o piramidal con una base muy ancha. El esmalte (el tejido vertebrado más resistente a la fricción, que sirve de capa protectora a la dentina) está reforzado por una compleja microestructura tridimensional capaz de resistir a la fractura. El alto cráneo forma una cámara en la frente cuya misión es disipar la tensión y las fuerzas compresoras generadas por los premolares en el potente mordisco. Otra peculiar y única adaptación entre los carnívoros es la pneumatización (presencia de cavidades de aire dentro de los huesos para ser más resistentes) del cráneo que incrementa la capacidad de resistir las tensiones ejercidas sobre la región facial. Para poder fracturar grandes huesos de cebra o ñu, emplean una fuerza en el mordisco de entre 7000-9000 Newton, o sea, ejercen una presión de 713-917 kg por cm cuadrado, y son capaces de fracturar huesos de jirafa y rinoceronte…Un perro de similar tamaño ejerce una presión de 142 kg máximo.
Espero que estas líneas sirvan para desenterrar la imagen errónea que se tiene de la hiena manchada como esencialmente carroñera. La carroña como recurso trófico será aprovechada por la mayoría de animales que se alimentan de carne una vez que la encuentran. Las hienas son excelentes cazadoras y aprovechan la presa de modo más eficaz que cualquier otro predador gracias a su especializada dentición, por lo que cuando vemos a unas hienas esperando a los leones que terminen su festín, es debido a que estos se alimentarán de los tejidos blandos y dejarán el nutritivo tuétano que es lo que aprovecharán ellas junto con las grandes lascas de hueso. Pero entre los carnívoros, el cleptoparasitismo es una constante en las relaciones de competencia, y siempre que tengan oportunidad se intentarán robar las presas unos a otros.
Por David Recio